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Dieta Nutrición | Nutrientes para el control de peso

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Índice

El sobrepeso y la obesidad constituyen una de las preocupaciones mas importantes en estos momentos, ya que se calcula que 500 millones de adultos presentaron obesidad en el año 2008, lo que representa entre el 10 y el 14% de población mundial. Este hecho ha sido definido por la OMS como una epidemia a nivel mundial.  
En España los porcentajes de obesidad fueron del 62,8 % para los hombres y de un 44,6% en las mujeres con datos de 2009, y según la OCDE (2011), España se sitúa entre los países con mayor incremento de sobrepeso y obesidad. Así dos de cada tres hombres padece sobrepeso y una de cada seis personas padece obesidad, calculando la OCDE que la proporción de adultos con sobrepeso puede aumentar en España, aproximadamente, un 10% más. La obesidad está involucrada en numerosos problemas metabólicos, que a su vez se relacionan con diversas patologías graves para el organismo humano, como enfermedades cardiovasculares, hipertensión, varices -debido al exceso de presión que soportan las venas-, diabetes o síndrome metabólico.

El abordaje de este problema se puede realizar desde diversos puntos de vista. El tradicional sería el control de la ingesta calórica, con una alimentación baja en calorías, aunque debemos recordar que por debajo de una ingesta de 1.200 Kcal. es necesario un aporte paralelo de vitaminas y minerales, puesto que con esta restricción calórica no se consiguen aportar todos los nutrientes al organismo. Sin embargo, aparte de este enfoque restrictivo, el consumo de determinados nutrientes, micronutrientes y diversos tipos de compuestos biológicamente activos, contribuyen de manera clara a conseguir disminuir el sobrepeso y la obesidad.

El reequilibrio entre determinados nutrientes, especialmente proteínas e hidratos de carbono, permiten una disminución de peso: son las denominadas dietas altas en proteínas y bajas en hidratos de carbono. Este método se ha utilizado ampliamente y con buenos resultados en los últimos años. Este tipo de dietas utilizan lo que se denomina el efecto termogénico de los alimentos (TEFs) para gastar las calorías que se ingieren. Así, una ingesta elevada de proteínas, y debido a los procesos metabólicos involucrados en su utilización, requiera de un consumo elevado de energía. Por ello, el gasto energético derivado es mucho más elevado que en el consumo de hidratos de carbono y lípidos. Sin embargo, debemos recordar que este tipo de dietas debe de estar controlado por un profesional sanitario, ya que el organismo entra en cetosis, puesto que quema grasas en lugar de glucosa para la obtención de energía y la cetosis puede provocar problemas de salud, como sería el caso de alteraciones a nivel renal. Dado este problema, como mínimo y para prevenir la cetosis, se deberían tomar unos 100 gramos de hidratos de carbono al día.


Por otro lado, está claro que aquellos nutrientes que intervienen en las rutas metabólicas de obtención de energía son componentes clave en las dietas de control de peso. Por ello el estudio de la bioenergética nos proporciona unas pautas claras de qué componentes bioactivos se pueden utilizar en el control de peso por esta vía. En este sentido, las vitaminas hidrosolubles involucradas en los ciclos de obtención de energía son imprescindibles en el control de peso corporal. Estas vitaminas mejoran la velocidad de las rutas metabólicas en la obtención de energía. Coloquialmente diríamos que activan estas rutas, incrementando el gasto energético, aumentando su eficiencia y paralelamente participan en la obtención de energía de las grasas. Con respecto a esto, la American Dietetic Association recuerda que las vitaminas del grupo B desarrollan un papel básico en el metabolismo energético. Entre ellas, las más adecuadas serían la vitamina B1 (tiamina), que ayuda a las células del organismo humano a convertir los hidratos de carbono en energía; la vitamina B2 (riboflavina), que participa en los procesos de metabolización de grasas y aminoácidos; la vitamina B6 (piridoxamina), que interviene en los ciclos metabólicos de grasas, hidratos de carbono y proteínas; y la vitamina B12 (cianocobalamina), que actúa en la conversión de proteínas en energía. Asociado a estas vitaminas está el magnesio, puesto que este elemento mineral participa en innumerables rutas metabólicas y es necesario para que la actuación de las vitaminas antes comentadas funcionen a un nivel óptimo. Por ello, en este caso un polivitamínico-polimineral sería adecuado para el control del peso corporal.


Otra vitamina imprescindible en el control de peso corporal es la vitamina C, ya que aparte de otras funciones conocidas, como la síntesis de colágeno y de neurotransmisores, resulta imprescindible en la síntesis de la L-carnitina, compuesto que primariamente se sintetiza en el hígado y riñones y después es transportado a aquellos tejidos que utilizan las grasas como fuente principal de energía. Así, la L-carnitina se necesita para realizar la ß-oxidación de ácidos grasos de cadena larga, especialmente, los de 18 átomos de carbono. Por ello muchas veces se la denomina “fat-burner”, algo así como quemador de grasas.
Por otro lado, la vitamina D, aparte de su conocido papel en la homeostasis del calcio y del metabolismo óseo, parecería que está también relacionada con el control de peso, así diversos estudios clínicos muestran evidencias de que las personas con sobrepeso tienden a tener niveles bajos de vitamina D, por lo que su déficit comprometería la regulación del tejido adiposo, desequilibrando el metabolismo energético. En este punto se ha de recordar que, usualmente, en las dietas de control de peso de restricción calórica se acostumbra a reducir, así mismo, el consumo de grasas, por lo que en el caso de la vitamina D, que se encuentra en la fracción grasa de los alimentos, se podría producir un déficit asociado a este hecho.
Al lado de la vitamina D, otro micronutriente se ha relacionado con el control de peso corporal: el calcio. Diversos estudios han hallado relaciones significativas entre el consumo de calcio en diferentes grupos de edad y la pérdida de peso corporal, por lo que sería también conveniente en las dietas de control de peso.

Existen otros compuestos bioactivos que están involucrados en las rutas metabólicas de obtención de energía, como en el caso del Coenzima Q10, ya que además de sus propiedades como antioxidante y compuesto básico asociado a los tratamientos con estatinas, que impiden su síntesis orgánica, se asocia directamente a la bioenergética, puesto que es un cofactor clave en la mitocondria para la obtención de ATP, por ello su presencia ayuda al sistema mitocondrial a mantener una velocidad óptima, con lo cual se halla en su ingesta un medio para el control del peso corporal.


Junto a estos nutrientes, que usualmente y como se ha comentado participan en la activación de las rutas metabólicas bioenergéticas, encontramos diversos tipos de fibras alimentarias que actuarían bloqueando selectivamente la absorción de grasas. Es en este sentido que muchos estudios sugieren que el consumo de algunos tipos de fibra están inversamente relacionados con el peso y la grasa corporal. En el caso de la sustitución de otros nutrientes por fibra alimentaria, supone una reducción de la densidad energética de los alimentos de manera que a un mismo peso de alimento consumido se ingiere una menor cantidad de fibra. Además contribuye a aumentar la sensación de saciedad al retener agua y provocar una distensión estomacal. Uno de los efectos más estudiados de algunos tipo de fibra alimentaria consiste en su competencia para disminuir la digestibilidad y/o absorción de otros nutrientes. Este efecto se atribuye principalmente a fibras viscosas por su disposición para atrapar en su matriz los diversos nutrientes, y en otros casos la denominada capacidad fat-binding (ligantes de grasa) de algunas estructuras de fibras alimentarias. Entre las fibras que poseen estos efectos, encontramos la goma-guar, que disminuye la absorción de grasas, reduciendo los niveles lipídicos post-prandiales. Otro grupo sería los almidones resistentes a la digestión, que contienen dextrinas y maltodextrinas, que disminuirían la glucosa y los lípidos en sangre después de las comidas. Otro compuesto ampliamente utilizado en las dietas de control de peso es el quitosano, que deriva de la quitina y que es un polisacárido estructural que forma parte del exoesqueleto de invertebrados, crustáceos e insectos, así como de algunos hongos y levaduras. El quitosano posee propiedades hipolipidémicas, ya que evita la absorción de grasas por parte del organismo mediante un mecanismo de absorción de la grasa a la matriz del quitosano. También y últimamente se está trabajando con los ß-glucanos: son polisacáridos que naturalmente se encuentran en la avena, cebada y algunos hongos y levaduras, y que además de estar relacionados con el control de glucosa en plasma (diabetes), y el sistema inmunitario, reduce la absorción de lípidos y es eficaz en el control del colesterol; se utiliza asimismo en el control del peso corporal.

Al igual que existen bloqueadores de la absorción de grasas, también hay bloqueadores de la absorción de los hidratos de carbono. Uno de los compuestos bioactivos más conocidos es la faseolamina, obtenido de las alubias. Usualmente los bloqueadores de la absorción de los hidratos de carbono actúan sobre la enzima α-amilasa lo que hace que esta enzima no pueda romper la cadena de los hidratos de carbono, y por tanto, el organismo no pueda absorberlos en forma de monosacáridos, que es la manera en que se absorben los hidratos de carbono. A todos estos compuestos bioactivos podemos añadir el DHA, puesto que existen evidencias que el consumo de DHA (ácido docosahexaenoico-omega 3) ayudan a controlar el peso corporal.
En todos los casos, el farmacéutico puede orientar, en función de cada idiosincrasia, el tipo de complemento alimenticio y/o compuesto bioactivo que se necesita individualmente para el control del peso corporal. •

Dra. Magda Rafecas

Profesora de Nutrición y Bromatología

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