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Son los neurotransmisores los que están detrás de lo que coloquialmente denominamos es­tado de ánimo de una persona. Sin embargo, los principales precursores de dichas moléculas son dos aminoácidos, el L- Triptófano y la L-Tirosina, que respectivamente y a través de los pasos que explicaremos, se convierten en Serotonina (el L- Triptófano) y en Dopamina, Norepinefrina y Epinefrina (la L-Tirosina). Por ello coloquialmente se habla de “Terapia de Aminoácidos”; aunque también se puede modular el estado de ánimo a través de compues­tos que provienen de terapias clásicas, utilizando plantas alimentarias como el azafrán, el jengibre o la cúrcuma.

Los neurotransmisores son mensajeros químicos que comunican dos neuronas a través de un espacio entre ambas que se denomina “gap si-náptico” y es este espacio, el que atraviesan los neurotransmisores. Mediante este mecanismo actúan sobre el organismo en diversas fun­ciones: desde el estado de ánimo, pasando por la memoria, sensacio­nes de dolor, equilibrio hormonal, peso, sueño, temperatura corporal, placer, coordinación, concentra­ción, adicción, sueño o comporta­miento (anorexia y bulimia).

A partir de la L- Tirosina se sinte­tizan los neurotransmisores de “ex­citación”: dopamina, norepinefrina y epinefrina. Así, la dopamina controla el placer, el aumento de la libido o mejora de la capacidad de aprendi­zaje. Muchas enfermedades como Parkinson, esquizofrenia, síndrome de las piernas inquietas, trastorno de déficit de atención o hiperactivi-dad, están relacionadas con la do-pamina. Por ejemplo, el consumo de cocaína y/o anfetaminas hace que la dopamina se mantenga más tiempo en el gap sináptico y no sea recaptada por la neurona. La nore-pinefrina afecta la tensión arterial, la capacidad de decisión y mejora la capacidad de concentración y la atención… muchos medicamentos que tratan el déficit de atención ac­túan mejorando la concentración en la sinapsis. La epinefrina (también llamada adrenalina) es en parte res­ponsable de la respuesta aguda al estrés (respuesta “fight to flight”). Cuando predomina la síntesis de neurotransmisores de excitación, la sintomatología desarrollada incluye la incapacidad de concentrarse, an­siedad, trastornos del sueño, pen­samientos obsesivos, depresión, tendencia a adicciones, falta de me­moria y, lógicamente, aquí contem­plamos un estado de ánimo triste.

 

 

Por todo ello es necesario un equilibrio entre los neurotransmi-sores de “excitación” con los neu-rotransmisores de “inhibición” como es la serotonina, el GABA y la dopa-mina, que deriva del L-Triptófano. El desequilibrio entre ambos tipos de neurotransmisores se puede produ­cir por una o varias de las condicio­nes siguientes: genética, traumatis­mo cráneo-encefálico, alteraciones del sueño, sensibilidad a algún ali­mento, estrés, déficits nutricionales (que incluyen tanto los precursores, como los cofactores), alcohol, al­teraciones en la biota intestinal y/o dolor crónico. A estos factores po­demos añadir el consumo de dife­rentes medicamentos, que incluyen antidepresivos, ansiolíticos, regula­dores del sueño y/o medicamentos contra la migraña.

Cuando en el “gap sináptico” no hay suficiente cantidad de sero-tonina, existe una alteración en las funciones que regula dicho transmi­sor, como la termorregulación. Por ejemplo, en la menopausia la sero-tonina es “recaptada” por la neuro­na y ello provoca las alteraciones del sueño, sofocos y alteraciones del ánimo que se suceden en esta etapa. Por lo expuesto anteriormen­te se prescriben (y quizá en exceso) los denominados “inhibidores de la recaptación de serotonina” (AIRSs).

En este sentido debemos añadir que la serotonina, como tal molé­cula, no puede traspasar la barrera hematoencefálica, lo que nos lleva a utilizar aminoácidos y cofactores que participan en su ruta metabólica en el cerebro.

A partir del L- Triptófano (o de proteínas ricas en dicho aminoáci­do) y catalizado por otros micronu-trientes como son el ácido fólico, el hierro, magnesio, calcio y la vitami­na B6 se sintetiza el 5-Hidroxitrip-tófano (5-HT). A partir del 5-HT y teniendo como cofactores el zinc, el magnesio, la vitamina C y la vi­tamina B6 se sintetiza la serotonina (5-Hidroxitriptamina). Debe tenerse en cuenta la biodisponibilidad de los mencionados cofactores, por lo que en los complementos alimenticios dichos minerales deberían estar en forma de sales orgánicas, mucho más biodisponibles.

 

 

A partir de la serotonina se sin­tetiza la melatonina, por lo que el L-Triptófano tiene efectos sobre el sueño y su regulación.

En este sentido podemos utilizar di­rectamente el aminoácido (L-Triptó-fano) o su metabolito el 5-HT, que no se encuentra alimentariamente, pero que podemos obtener a par­tir de extractos estandarizados de Griffonia simplifolia; aunque en cual­quier caso se deben aportar los co-factores antes citados (magnesio, zinc, vitamina C y vitamina B6).

Otro factor a tener en cuenta es el paso de la barrera hematoencefá-lica (BBB, por el inglés “blood-bra-in-barrier”) y la competición que se establece entre el L- Triptófano y otros aminoácidos, como son los aminoácidos ramificados. Por ello el farmacéutico debe aconsejar, en fun­ción del paciente, el momento ade­cuado para la toma del L-Triptófano. Otro neurotransmisor inhibitorio es el GABA (ácido g- aminobutírico), aminoácido no proteico. El GABA como tal molécula tiene dificultades para cruzar la barrera hematoence-fálica, hecho que se agudiza con la edad. El cerebro lo sintetiza a través del ácido L-glutámico, derivado de la L-glutamina. Bajas concentracio­nes de GABA están relacionadas con la ansiedad y bajo estado de ánimo, dolor crónico o epilepsia. El GABA es un neurotransmisor in­hibitorio utilizado en el tratamiento de ligeras depresiones o alteracio­nes del estado de ánimo, que actúa mediante la unión a dos receptores, GABA-A y GABA-B, de modo simi­lar a los ansiolíticos de la familia de las benzodiacepinas. El sistema bi-direccional que conecta el intestino y el cerebro (“gut-brain-axis”) ejerce un papel principal en la síntesis de GABA, puesto que existen deter­minadas cepas de probióticos que mejoran la síntesis de GABA cere­bral.

 

 

Puesto que el paso de la BBB es tan dificultosa, otros compuestos pueden aumentar la síntesis endó-gena de GABA. Son los siguientes:

La L-teanina, aminoácido pre­sente sólo en el té, que es capaz de aumentar los niveles GABA, in­crementar la producción de las on­das cerebrales alfa y mejorar la res­puesta a los receptores GABA-A. El inositol, vitamina agrupada con las vitaminas hidrosolubles puede aliviar los síntomas de ansiedad, a través de aumentar la concentra­ción de GABA cerebral. La glicina, aminoácido sintetizado a través de la L-serina, resulta un inhibitorio. Especialmente importantes son la vitamina B6 que es cofactor en di­versas reacciones bioquímicas en la síntesis de serotonina y GABA, y el magnesio que activa los receptores GABA. Es también imprescindible el potasio, necesario para estimular la liberación de GABA (por ello, un déficit de potasio puede ser respon­sable de trastornos de ansiedad, depresión e irritabilidad).

A todos ellos debemos añadir re­medios comunes, como es el caso de la valeriana, que es capaz de reducir la degradación del GABA; la raíz de kava-kava, que reduce los niveles de epinefrina; el gingko biloba, que incrementa la concen­tración de GABA en el hipocampo cerebral (primera área afectada por el Alzheimer); la manzanilla, que también se une a los receptores de GABA en el cerebro, y el noni, plan­ta de la Polinesia que también inte-ractúa con el GABA.

Como se ha comentado, la me­dicina tradicional también aporta productos que pueden mejorar el estado de ánimo. Es el caso del aza­frán que, en base a sus compues­tos bioactivos (crocetina, crocina y safranal) se ha utilizado como tran­quilizante, antiespasmódico, antimi-grañoso y antihipertensivo. Estudios recientes (Khazdair et al, 2015) de­muestran la efectividad del azafrán frente a la depresión leve a mode­rada, gracias a la interacción con el sistema serotoninérgico y noradre-nérgico. Ejerce también un efecto sobre las ROS (especies reactivas oxidadas) por lo que participa en los mecanismos antioxidantes del orga­nismo.

Al azafrán debemos añadir el jengibre y la cúrcuma, que tam­bién interaccionan con el GABA, mejorando la respuesta contra un bajo estado de ánimo. Debemos recordar que los ingredientes bioac-tivos se presentan en diferentes formas galénicas y que, en el caso de extractos hidroalcohólicos, los farmacéuticos debemos conocer su concentración para asegurar su efectividad.

Ante un estado de desánimo, el farmacéutico puede aconsejar dife­rentes complementos alimenticios que contengan alguno/s de los com­ponentes bioactivos antes citados.

Al hacerlo, conviene tener en cuenta los preparados más biodisponibles o las formas químicas que pueden aportar el nutriente directamente (inositol) o en forma de fosfolípidos (fosfati lidili nositol, fosfatidilserina).

Otro punto a considerar es el mo­mento y la forma de administración:

  • En casos de insomnio o agitación sería recomendable una toma antes de la cena
  • Si el compuesto es hidrosoluble (formulaciones con sales de mag­nesio y/o vitaminas hidrosolubles) lo más adecuado sería acompañar la toma con zumos o cualquier tipo de ingesta hídrica.
  • En el caso de la fosfatidilserina o el fosfatidil inositol, moléculas lipídi-cas, el acompañamiento deseable sería una ingesta lipídica.

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Halley

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